Introducción

28.09.2021

Hablar de independencia y liberación de las mujeres representan temas de un largo camino que se ha recorrido y del que aún falta mucho por andar; las mujeres hemos ido buscando espacios para sentir, conocer, reconocer y cuidar nuestros cuerpos, para cuestionar las estructuras económicas, políticas, religiosas, sociales y culturales, pero también resistir ante ellas. Buscamos abrir puertas, ventanas y caminos para generar nuevas narra- tivas, para acompañarnos, para compartir la vida, para acuerparnos.

Los 200 años de la declaración de independencia en México, nos llevan a releer la historia de América Latina y descubrir las diferentes formas de dependencia. Inde- pendencia y libertad son dos conceptos en los que encon- tramos una relación directa, ya que es posible identificar nuestras luchas, mismas que nos permiten visualizar propuestas para vivirnos con la capacidad de ser, actuar, hacer, elegir, decidir.

Desde la teología feminista las mujeres hemos abierto espacios para poder seguir andando, para visibilizar nuestros aportes, específicamente en los lugares de toma de decisiones. Así como en el cuerpo eclesial no tenemos un lugar de decisión, existen muchos ámbitos en los que las mujeres nos movemos y participamos como cuerpo-territorio; es por ello que se hace nece- sario seguir releyendo y escribiendo acerca de nuestras historias y conquistas de independencias. Cuerpo- tierra y territorio ayuda a profundizar en el análisis del sometimiento de los cuerpos de las mujeres, que se ha sostenido en el colonialismo y el clasismo. La opresión de los cuerpos ha estado profundamente deter- minada por la invasión europea y por el sistema capitalista y patriarcal, y en las últimas décadas por el neoliberalismo. Si de algo nos hemos concientizado en este caminar de los feminismos populares es que, nuestros cuerpos han sido vistos y asumidos como territorio de conquista del patriar- cado imbricado en todas las esferas de la vida. Por eso, las mujeres hemos puesto tanto empeño para ir en contra de la cosificación; trabajo que continúa para que las mujeres, desde niñas, no seamos tratadas ni educadas como un territorio de conquista y disputa.

Traer a la memoria colectiva fechas importantes o acontecimientos como la Independencia de México nos permiten reconocer las herencias de quienes nos antece- dieron, ubicarnos en el presente y así vislumbrar escenarios futuros. Hoy existe una gran oportunidad histórica para que las mujeres saquemos a la luz la obra de nuestras ante- cesoras, quienes abrieron caminos, de manera personal o colectiva.

Las mujeres hemos venido trazando caminos para que desde otras perspectivas se nos permita conectar más con la realidad propia de nuestro ser femenino y desde ahí promover una teología viva, humana, consciente y real, donde sea posible expresarse y tomar decisiones en bien de la inclusión, en el reconocimiento de los dere- chos humanos de las mujeres, grupos vulnerados y comu- nidades. Son caminos que las mujeres hemos tejido con mucho esfuerzo y que hoy vemos algunos logros en los aportes de la reflexión teológico-feminista.

Por eso al mirar la otra historia, que últimamente se ha rescatado; en la que descubrimos tantas vidas de mujeres que han hecho camino en la conformación de sociedades más libres, justas y humanas, nos anima a seguir descu- briendo, en el hoy, estos rostros femeninos que siguen renovando vidas, construimos una colectividad más humana, sorora y fraterna.

Es tiempo de reconocer las independencias que hemos construido las mujeres históricamente en el camino hacia la liberación y apropiación de nuestros derechos, esas inde- pendencias que hemos construido a través de los siglos. Es por eso que en esta publicación queremos aportar en el reconocimiento de nuestro caminar y el de nuestras ances- tras, así como a los grupos y organizaciones que han dado herramientas y luces en ese andar, posibilitando seguir develando lo que nos mantiene en dependencias y escla- vitudes para seguir trabajando y aportando en la reflexión personal, y así tomar acciones colectivas, parafraseando la mirada "territorio: cuerpo-tierra", como lo han venido desarrollando los feminismos populares siendo el cuerpo, un lugar de resistencia y nuestro medio de irrupción.

En este número buscamos abrir espacios a la reflexión y diálogo en torno a la relación entre independencia y libertad como parte de las experiencias personales y compartidas de las mujeres, en donde "soy y me reco- nozco", donde permito al otrx ser, no con un sentido de participación ajena, sino como alguien que se reconoce frente al otrx, alguien que se convierte en reflejo de la vida, de la tierra, de una sociedad colectiva que nos genera un sentido de participación donde nos reconstruimos con entereza, firmeza de carácter, autonomía y determinación. Queremos aportar en vivirnos desde un cuerpo libre frente a las diferentes resistencias y opresiones.

Buscamos que este sea un espacio de encuentro, de expresión de vida, fuerza y entrega. Las mujeres seguimos moviéndonos con la tierra, sembrando y forjando caminos, con la esperanza de que la cosecha y el horizonte serán la recuperación e integración de nuestros cuerpos-territo- rios como base para que las mujeres vivamos en dignidad: independientes de todo yugo y libres de toda forma de violencia.