Las mujeres y la nueva "normalidad" en el día mundial de la salud 


Carlos Ceballos Blanco

El Día Mundial de la Salud Mental de este año (10 de octubre) se celebra en un momento en que nuestras vidas cotidianas se han visto considerablemente afectadas como consecuencia de la pandemia de COVID-19. Esta pandemia ha causado una profunda conmoción en nuestras economías y sociedades, y ha puesto en evidencia las lacerantes consecuencias de un sistema inequitativo. Desde una perspectiva de género se ha subrayado la dependencia estructural que en la sociedad tienen las mujeres, en todos los ámbitos, ya sea el económico, o el de seguridad o bien el de la protección social y la salud.

En tiempos de crisis, cuando los recursos escasean y la capacidad institucional se ve limitada, las mujeres y las niñas se enfrentan a repercusiones desproporcionadas con consecuencias de gran alcance que no hacen más que agravarse en contextos de fragilidad, conflicto y emergencia. Al aumentar los niveles de estrés, inseguridad económica y alimentaria, aumentan significativamente los niveles de violencia contra las mujeres y las niñas en el ámbito doméstico y se agrandan las barreras que viven para salir de círculos de intolerancia y violencia.

Celebrar el día mundial de la salud mental, en este en contexto de pandemia nos coloca en la urgente necesidad de replantear las condiciones estructurales en las que se encuentran las mujeres y niñas en esta sociedad regida por las normas encubiertas de un entorno que sigue siendo profundamente patriarcal. Se ha intensificado la conciencia global sobre lo irracional de un sistema que a todas luces es errático al buscar la justicia y la equidad. La noción de progreso ha quedado desdibujada y se cuestiona la viabilidad de los sistemas políticos que están llamados a salvaguardar la salud mental como un derecho inalienable.

En este contexto, empieza a emerger una conciencia nueva e ineludible sobre el deber de la solidaridad y la salvaguarda de los derechos humanos. Este período de reclusión obligada, al colocarnos en el ámbito de la casa, barrunta un panorama distinto delineado apenas con una nueva conciencia de la necesidad de la equidad, en la que están apareciendo nuevas coordenadas para la equidad de géneros. La presente coyuntura es una invitación a la lucidez y a la responsabilidad en la justicia, sin la cual es imposible la salud y la vida digna. Crece por todos lados la conciencia que la sociedad postcoronavirus, si vuelve a ser la de antes, no tiene futuro.