Reflexión sobre el día Internacional contra la trata de personas
Dra. Hilda Monraz
Un día llegas a casa y no está tu hermana. No está tu mamá. No está tu sobrina. No está una mujer importante en tu vida. Sabes que no está muerta, ni siquiera estaba enferma. Sabes que no sufrió un accidente. Simplemente no está. Esta es la pesadilla que viven miles de personas en todo el país al día. Pasan los días, las semanas, los meses e incluso los años sin saber de aquella mujer y tienen que seguir su vida ¿Cómo si nada hubiera pasado? ¡Como si la vida fuera la misma!La desaparición forzada de mujeres de cualquier edad está relacionada con la trata de personas. A muchas de ellas las obligan a ejercer la prostitución en condiciones infrahumanas. Hace algunas décadas se decía que era sólo a mujeres que tenían entre 15 y 20 años, hoy la realidad nos arroja cifras de que son desaparecidas las mujeres desde bebés hasta ancianas. Muchas de ellas para ser prostituidas hasta la muerte. No importa tampoco su condición corporal, pues los consumidores de este mercado las explotan en cualquier situación. Según la CEDAW, la trata de personas se entiende como "la captación, el transporte, el traslado, la acogida o la recepción de personas, recurriendo a la amenaza o al uso de la fuerza u otras formas de coacción, al rapto, al fraude, al engaño, al abuso de poder o de una situación de vulnerabilidad o a la concesión o recepción de pagos o beneficios para obtener el consentimiento de una persona que tenga autoridad sobre otra, con fines de explotación. Esa explotación incluirá, como mínimo, la explotación de la prostitución ajena u otras formas de explotación sexual, los trabajos o servicios forzados, la esclavitud o las prácticas análogas a la esclavitud, la servidumbre o la extracción de órganos". En sus recomendaciones emitidas en 2020, la misma CEDAW habla sobre análisis de casos, asistencia a las víctimas, castigo a los culpables y responsabilizar a quienes han sido parte de las redes de trata, entre otras.Justamente es importante hacer notar que la trata de personas ha incrementado los últimos años. Para las mujeres la mayoría de las veces equivale a prostitución, pero también a trabajos forzados de distintos tipos. El narco desaparece mujeres y hombres para obligarlos a trabajar en diferentes ocupaciones a su servicio, y de hecho ha sido más beneficioso para las redes de narcotráfico, pues no "invierten" y sí ganan. En ese mismo sentido, la trata de personas ha afectado a hombres y mujeres, aunque con sus diferentes matices y objetivos, dependiendo de la red en la que caen. ¿Cuántas veces esos "andaba en malos pasos" equivalen a juicios injustos de parte de las personas que no saben qué violencia viven otras? ¿Cuánta empatía nos falta para entender que la trata es mucho más compleja que "andar en malos pasos" o "se lo buscó"? Pero el narco no es culpable de toda esta complejidad, o no del todo. Precisamente ellos han incidido de manera tan violenta porque actúan en un espacio de impunidad. Los estados nacionales son responsables de manera directa en la trata de personas. Tanto a nivel general como en lo particular. También tiene que ver con la corrupción gubernamental que ha carcomido todas sus estructuras. Distintas jerarquías están coludidas con este negocio de la trata de personas y se hacen ciegas a la petición de justicia. Otra forma de trata de personas que también ha incrementado en las últimas décadas tiene que ver con la migración. Sobre todo, en países de América Latina. Las condiciones de desigualdad y violencia extrema en países de Centroamérica han obligado a familias enteras a migrar hacia el norte. No todos llegan a su destino, pero en el camino pasan por verdaderas torturas sin cesar. Las mujeres son violadas constantemente y forzadas a prostituirse para seguir con su camino. Los hombres son captados por redes de criminales que les obligan a trabajar para ellos. Las niñas y niños que viajan solos son tratados de maneras inhumanas. La mayoría de ellos se quedan en el trayecto; en redes de trata de personas, o sin vida. Las personas difícilmente migran por placer. A menos que tengan recursos suficientes desde el lugar de origen hasta el destino, sin pasar necesidades. Las personas que migran generalmente lo hacen por apuro. Porque en su pueblo, ciudad o país viven violencia, no tienen empleo, no tienen qué comer. Porque otros los acosan y les amenazan constantemente. Porque no tienen otra opción. Y justamente, en esa situación de vulnerabilidad, las redes de trata a lo largo del país los retiene. ¿Pero qué más pueden hacer? Los gobiernos no apoyan, las personas les juzgan, escasamente reciben ayuda; aunque generalmente de organismos no gubernamentales. Las desapariciones forzadas en México están íntimamente relacionadas con las redes de trata. Mujeres, hombres, niñas y niños son las víctimas. Ya no hay un rango de edades o de estructuras corporales que sean el blanco único, sino que cualquiera puede ser perjudicada. Lamentablemente todas conocemos a alguna persona que ha desaparecido, y algunas de ellas han sido víctimas de trata. ¿Qué podemos hacer frente a esta situación? La responsabilidad más grande se encuentra en manos de los gobiernos. Ellos son quienes han provocado este contexto de caos y de incertidumbre. Exigir justicia y hermanarnos con quienes son víctimas, debe ser un acto prioritario en nuestra sociedad. Visibilizar las redes que se conocen y denunciar, también son compromisos de todos. Es importante también debatir sobre la pornografía y la prostitución forzada: muchas veces tan relacionadas con la trata de personas y que muchos hombres no dejan de consumirla. Sin clientes, no hay negocio. Si desaparece tu hermana, tu mamá, tu amiga, tu hermano, tu papá, o quien sea a quien ames en la vida, si sabes que cayó en una red de trata, ¿Qué pensarías?, ¿Qué harías? Nadie quiere que eso ocurra y cada vez son más familias las que se ven afectadas por la ausencia de una persona entre ellas. El contexto es tan complejo, que va mucho más allá de "educar a los hijos para que sean buenas personas". Los problemas son tan serios, que debemos ver más allá de nuestras narices y debemos ser empáticos, más allá de nuestra situación personal. El entorno social es tan problemático, que no se puede resolver desde una sola vía, ni con un solo cambio jurídico o reforma constitucional. Debe haber voluntades políticas, por supuesto, pero también se deben desentrañar las redes de trata de personas que involucran gobiernos, empresas, narcos, líderes de todo tipo, e incluso, cómplices que sólo voltean para otro lado cuando saben que miles desaparecen y mueren en el olvido.