Mujeres empoderadas desde el corazón

05.03.2024


"Felices las que tienen hambre y sed de justicia porque serán saciadas"

#8M2024

Diego Diaz, SCJ[1]

La pandemia movilizo muchos aspectos de la vida de las personas, las mujeres, especialmente las migrantes tuvieron que salir una vez más para mantener, sostener emocional y económicamente las familias y sus hogares.

En el 2018 inicie mi viaje para trabajar con los migrantes latinos en los Estados Unidos, ya había tenido una primera aproximación al trabajo con mujeres en Argentina, trabajando con mujeres en situación de prostitución y vulnerabilidad social.

Como varón, aprendí a acompañar procesos y la propia vida de las mujeres con las que trabajaba. El aprendizaje fue mutuo, había que sanar y hablar de tantos modos de dominación y de desvalorización, a veces las charlas transcurrían mientras lavábamos platos, picábamos cebollas y algunas lágrimas saltaban. Con esas mujeres de pueblo sencillas aprendí a tortear, para los tacos, para un argentino era toda una nueva experiencia, aprendí las medidas justas y necesarias de las especies y del cilantro, esa aromática que me recordaba de mis experiencias en la cocina de la mano de mi tía.

En cada evento en que nos convocábamos para aprender sobre la educación y los derechos de sus hijos nacidos en Estados Unidos, era ver como sus rostros y sus ojos se iluminaban, íbamos aprendiendo juntos. En el país de los derechos y las libertades, especialmente en el corazón del sur, nadie se había percatado de esas mujeres, como no hablaban inglés, allí quedaban relegadas y puestas en un costado, la preguntaba vino de nuevo, como darles un lugar, como empoderarlas, desde un lugar diferente, sin dejar marcas de un patriarcado dominante que le dicta que y como deben hacerse las cosas en el país del sueño americano. Y siguiendo la intuición del corazón como aquel maestro de Nazareth, fuimos tejiendo espacios de encuentro, de escucha, de comida y de compartida, y allí fueron apareciendo cada una con sus hijos, con sus luchas, con sus búsquedas, con sus lágrimas y fueron sosteniéndose y acompañándose en entender como funciona el sistema educativo, la salud y cuales son los derechos de los nacidos en los Estados Unidos. Mi rol cada vez iba disminuyendo y ellas eran las protagonistas de sus planteamientos y búsquedas. Y tocó el tiempo de dejar esa tierra y ese lugar, allí en medio de las palabras de despedidas y de las lágrimas, una de ellas tomo la palabra y con voz firme expreso: Vaya tranquilo a su nueva misión, sepa que aquí deja mujeres empoderadas desde el Corazón, usted lo hizo como lo hizo Jesús." Yo quede paralizado y una sensación de que la tarea se había cumplido, escuchar que una mujer queda empoderada, desde el corazón, para mi significa mucho. El corazón es el lugar del encuentro, es el lugar donde se toman las decisiones, en el lugar donde el cielo y la tierra se encuentran para este pueblo que camina buscando un nuevo horizonte. Hace un tiempo había aprendido que con ellas y por ellas los varones podemos sanar y volver a nacer. Si sanan las mujeres, nosotros los varones sanamos y nos empoderamos también desde otro lugar.

Celebrar y hacer memoria de esas mujeres que me acompañan con sus oraciones, sueños y palabras me invitan a honrarlas aquí y hora. En el invierno del norte, las rosas florecen y se multiplican con su trabajo y su misión de ayudar a otras a florecer y a empoderarse desde el Corazón.


[1] Religioso de los Sacerdotes del Sagrado Corazón de Jesús- Dehonianos en Teología.Facultad de Teología Mons. Mariano Soler- Uruguay. Lic y Prof Universitario en Psicologia- USAL, Maestria en Psicopedagogia- UNIR, Diplomado en Teologia Feminista IBERO