MARÍA, LA MADRE QUE ESPERA ENTRE EL SILENCIO Y LA ESPERANZA. SÁBADO SANTO

15.04.2022

María Isabel Huerta Armenta


Para los cristianxs, el sábado santo es el tiempo entre el dolor de la Cruz y el gozo de la Pascua, es día de gran silencio, vivido en el llanto de los primeros discípulos que tienen aún en el corazón las imágenes dolorosas de la muerte de Jesús, leída como el fin de sus sueños mesiánicos. Mientras que para las mujeres en especial, para María es también el día en el que ella permanece confiada y esperanzada en que la muerte no tendrá la última palabra. Ella vive su Sábado santo entre lágrimas, pero a la vez en la fuerza de la fe, sosteniendo la frágil esperanza, ante la difícil y dolorosa realidad. 
Esta imagen de María me trae a la menta la figura de las madres buscadoras, que andan sin descanso tratando de encontrar el cuerpo de su hijx desaparecidx, ese silencio doloroso entre la perdida, pero con la esperanza de encontrarlos aún con vida, el día del sábado es una analogía sobre el peregrinar en el silencio sepulcral y doloroso, donde pareciera que la única presencia es la ausencia de Dixs. Al igual que ellas hay mujeres que asisten a las fosas clandestinas, y enfrentan el dolor de encontrar los cuerpxs de sus hijxs,   
La tradición nos ha ensañado a acompañar a María durante este día, pero ¿quiénes son en realidad quienes la acompañaron? las mujeres, aquellas quienes entendían su dolor y enfrentaron de pie la muerte de Jesús, aquellas que estuvieron junto a la cruz y permanecieron fielmente, aquellas que irán al sepulcro a embalsamar al maestro, con el corazón lleno de esperanzas, por qué sin entender lo que pasaría confiaban en que Dixs no las abandonaría.
Así acompañemos hoy a las madres buscadoras, que entre el dolor de la muerte y la alegría del posible encuentro, andan sin descanso por el país, movidas por el amor incansable y entrañable a sus hijxs, estás mujeres hoy son las Marías que permanecen al pie de la cruz, y que viven entre el silencio que desgarra el corazón, pero que sostiene su esperanza en seguir adelante hasta encontrar una señal. 
María esperó, con confianza aún en los períodos largos en los que no pasaba nada, esperó contra toda esperanza bajo la cruz y hasta el sepulcro, vivió el sábado santo infundiendo esperanza entre la perdida y desilusión. María es signo de esperanza, y nos enseña que aún con dolor, el corazón sigue la tiendo porque cree que la muerte no es el fin, que Dixs no la abandonó, que la ha acompañado durante su vida y su misión.