LA ASUNCIÓN DE MARÍA
El 15 de agosto la iglesia católica celebra una de las fiestas marianas más importante, teológicamente pertenece a uno de los dogmas que ha definido. Fue definido por el Papa Pío XII el 1 de noviembre de 1950. Esta celebración nos recuerda la feliz partida de María de esta vida y la Asunción de su cuerpo al cielo. La Asunción de María constituye una participación singular en la Resurrección de su Hijo y una anticipación de la resurrección de los demás cristianos. Es decir, la importancia que tiene para todos nosotros la Asunción de la Virgen se da en la relación que ésta tiene entre la Resurrección de Jesucristo y nuestra resurrección. El que María se halle en cuerpo y alma ya glorificada en el Cielo, es la anticipación de nuestra propia resurrección, dado que ella es un ser humano como nosotros.
Respecto a esto y como bien sabemos la hermenéutica feminista, ha permitido releer los textos desde la realidad de las mujeres y subrayar lo que en otro contexto quedó invisibilizado; entender los alcances y límites de todo texto bíblico y distinguir la revelación de las categorías socioculturales de un momento determinado. Por eso puede y debe proponer nuevos sentidos que iluminen este presente y transformen todo aquello que no corresponde a la intencionalidad del querer de Dios.
Desde aquí es posible afirmar que la vida plena que la Iglesia reconoció en María y expresó como 'asunta en cuerpo y alma al cielo', hoy invita a seguir trabajando por esa vida plena para todas las mujeres de todas las edades, de todas las culturas, de todas las religiones. Celebrar la asunción de María supone comprometernos a hacer posible ya -aquí y ahora- la erradicación de toda violencia contra las mujeres y el reconocimiento pleno de sus derechos, sin ninguna exclusión en razón de su sexo (Vélez, 2021).
Es verdad que en muchos lugares ya existe una legislación que ha superado las muchas barreras que tuvieron las mujeres durante siglos. Que sigue creciendo la conciencia de la urgencia de transformar la sociedad patriarcal y machista por una sociedad igualitaria e incluyente en el que las mujeres no ocupen un segundo lugar. Que hay más educación, más posibilidades, más equidad para las mujeres. Pero también es verdad que hay muchos frenos, temores y prejuicios frente a esta nueva manera de ser mujeres y, no pocas veces, liderados por las iglesias (Vélez, 2021).
Por eso repensar nuestras fiestas religiosas y, especialmente, recuperar la 'vida plena' que María nos señala, no es una estrategia feminista sino una exigencia ética y evangélica de liberar a María de los estereotipos patriarcales, para encontrarla como abanderada de esa igualdad fundamental que la comunidad que surgió en torno a Jesús proclamó como querer de Dios y que Pablo expresó en la conocida cita de su carta a los Gálatas: "ya no hay judío, ni griego, esclavo ni libre, varón ni mujer, porque todos son uno en Cristo Jesús" (3,28). En otras palabras, celebrar la Asunción de María es seguir creyendo, que, si en ella fue posible esa vida plena, también debe serlo para todas las mujeres, aquí y ahora, sin ninguna excepción (Vélez, 2021).
Vélez, C. (2021) María, plenitud de mujer. A propósito de la fiesta de la Asunción. Disponible en: https://eukleria.com/2021/08/11/maria-plenitud-de-mujer-a-proposito-de-la-fiesta-de-la-asuncion/