El servicio como un regalo para recuperar la humanidad

13.04.2022
Karina De La Rosa Morales

Hacer memoria de la acción realizada por Jesús nos recuerda el servicio, el amor profundo que humaniza. Una cena donde expresa gratitud con quien la comparte, el lavado de pies en su tiempo, es un trabajo de esclavos, pero no de maestros y personas importantes. Con ello muestra que lo valioso es cada una de las personas. Las integra desde su realidad personal de cada una de ellas. Esto hace diferente su mensaje.
     En la mayoría de las celebraciones de Jueves Santo en las iglesias católicas, quienes representen esta escena principalmente son varones y muy pocas veces se integra a mujeres. Pero las acciones de Jesús son de escucha e integración de mujeres, niñas, niños, jóvenes… Unos días antes encontramos el relato de Juan donde María la hermana de Lázaro hace un gesto similar. Jesús al percibir la hostilidad de quienes observan la acción dice “déjala.” La invitación es a mirar las diferencias y saber que todas las personas desean ser aceptadas y respetadas.
En otros momentos Jesús ha pronunciado: “he venido para los pecadores, enfermas, endemoniados…” Hoy en pleno siglo XXI cuesta ver al otro, a la otras, otrxs. La invitación es a ver con misericordia la vulnerabilidad de las otras personas cuando se reconoce al otrxs, es también encontrarnos y vernos como parte de la humanidad. Con limitaciones, carencias de todo tipo, con sueños e ilusiones por construir un mundo cada vez más humano.
Este día es una invitación a mirar el corazón y descubrir quien lo habita que deseos e intenciones. Esto nos pondrá en acción, en servicio a quien lo necesite.
¿Quién o quiénes necesitan cuidados especiales? Y sobre todo ¿Quién puede realizar estos cuidados? La atención a enfermos, migrantes, personas con limitaciones físicas o mentales, personas en situación de calle, encarceladas… entre otras muchas realidades que muestran el grado de deshumanización que se han creado en el sistema en que vivimos. 
O quizás estamos como Pedro “¿tú lavarme a mí los pies?... No me lavaras los pies jamás…” El relato no nos dice la reacción de las otras personas presentes, la sugerencia e invitación para los que escuchamos el relato es abrir los ojos, a disponer el corazón, las emociones y ponernos en acción a prestar un servicio que humaniza. No importando quien o su lugar en la sociedad. La forma de valorar el servicio es por la dignidad que recobran lxs otrxs, la integración en la comunidad y que hace realidad la enseñanza de Jesús. 
“Pues si yo, el Señor y el Maestro, os he lavado los pies, vosotros también debéis lavaros los pies unxs a otrxs”. Jn 13, 15.