EL CUERPO TESTIGO DE LA INHABITACIÓN TRINITARIA.

12.06.2022

María Isabel Huerta Armenta.

 
“El cuerpo es el espacio donde el dinamismo trinitario se recrea, sin hacer distinciones es donde Dixs nos habita amorosa y libremente”. 


Hablar del símbolo de la Trinidad en relación al cuerpo me parece fundamental en la teología cristiana, siempre me he sentido atraída por el misterio de Dios, la forma en la que Dios es con el Otro, una dinámica diferente desde la forma tradicional que había tenido de concebir a Dios. Como aspecto básico, la Trinidad evoca un dinamismo entre la misma divinidad en la que hay una recreación constante donde la vida y el amor son la fuente de esa recreación. Entre ellxs según el evangelio de Juan hay una Unidad de vida (5,26; 6,57). Unidad de gloria (17,5.24). Unidad de conocimiento y de amor (10,15; 3,35; 14,21.31; 5,30). Unidad en el obrar (5,17.21; 5,22-23). Inclusión recíproca del Padre y del Hijo (14,7; 14,9; 15,23; 17,21). Una unidad en la que la vida y el amor no se mantienen aislados del mundo, sino que se hacen rostro y se hacen carne. Según este evangelio Jesús es el logos encarnado y entendiendo la palabra “carne” en el sentido semítico que significa: totalidad de hombre (Dussel, 1969). 
Esta unidad se presenta como el “Yo soy”, aquel que se presentó también anteriormente con ese nombre y al que también conocemos como Jesús quien viene a este mundo por medio del cuerpo de una mujer (Gal. 2,20), específicamente su vientre, donde lo gestará, lo cuidará y lo alimentará, y de donde tomará forma para convertirse en persona, es precisamente el cuerpo femenino que tanto ha sido castigado y juzgado, el medio por el que comienza el plan de salvación, donde la dinámica trinitaria toma forma, es en una mujer en quien la vida toma vida, en la que la el amor es amado, esperado, deseado y aceptado. María es la mujer que enseña amar a Jesús, es la mujer que decide conscientemente que quiere ser madre, de este acontecimiento se han hecho interpretaciones para evitar reconocer que una mujer ha sido el medio, para que Jesús el rostro humano de Dixs, llegará a este mundo y seguir justificando el desprecio hacia la mujer y el cuerpo femenino, con la idea de que María era diferente a todas las mujeres del mundo.
Esto nos ha enseñado que la única mujer digna que ha existido es María, mientras que las demás somos símbolo de pecado, con estás imágenes se establece un ideal inalcanzable, un modelo poco realista, que nos exige estándares de perfección que nos despersonalizan y nos llevan a desconectarnos de nuestro ser humanas, nosotras cómo mujeres hemos aprendido a devaluar el cuerpo, descuidarlo y dejarlo al lado, sosteniendo la idea de pureza y perfección que se le han atribuido a María. Entonces María es la única pura, digna, limpia sin mancha porque fue preservada desde la eternidad para poder llevar su misión por lo que será la única mujer digna que exista en la historia de la humanidad.
 Estas ideas que giran en torno a la madre de Jesús nos han impuesto una carga a nuestro cuerpo el cual sostenemos de manera personal y colectiva olvidando que nuestro cuerpo es el contenedor de nuestro ser y sentir, de lo que nos convierte en humanas, es el rostro que nos da identidad, es el medio por el que somos en este mundo. Porque fue el medio por el que Dixs fue. La desvalorización que le damos al cuerpo limita nuestro ser humanas, ¿Cómo podemos alcanzar la felicidad si nos olvidamos de nosotras mismas? ¿Cómo podemos ser vida si creemos que cargamos con la muerte? ante estas preguntas me vienen a la mente las palabras de Sor Isabel de la Trinidad, santa Carmelita Descalza, la cual rompió con los esquemas de su época y valoró la importancia del cuerpo, pues sabía que era habitada por Dios, que ella misma era transparencia de Dios, por lo que esta experiencia la llevó a valorar el hecho de ser humana más allá de las limitaciones del pecado.
    Cuando sienta la pesadez del cuerpo y vea que se debilita su alma, no se desaliente. Acuda con fe y amor a Aquel que dijo: Venid a mí y yo os aliviare (Mt.11,28). Respecto a la parte moral, nunca se deje abatir por el recuerdo de sus miserias. El gran San Pablo nos dice: Donde abundo el pecado, sobreabundo la gracia (Rm. 5,20). El alma débil, incluso la más culpable, es la que tiene más derecho a confiar. (Isabel Catez; citado en De Burgo, L. 1987)

Esta profunda experiencia que Isabel tenía de la Trinidad, es una experiencia integradora, liberadora donde el cuerpo no es una limitación para acercarnos o participar de la gracia de Dios, sino que invita a rescatar y valorar la propia humanidad a ejemplo de Jesús, el Dios que se hizo humano, el cual se acerca a nosotros para enseñarnos a trascender. 
El Jesús encarnado no es una persona que pusiera por encima de la humanidad el espíritu, él fue quien nos enseñó a valorar el cuerpo, él se hace una sola carne con una mujer a la cual llamará madre. Para Jesús el cuerpo es un elemento de redención y no de pecado, cuando sabe que está por irse de este mundo decide quedarse en la Eucaristía se convierte en signo de salvación y de vida, algo contradictorio a la idea de que el cuerpo es pecado y muerte, en esta cena Jesús pide entregarnos, donarnos, pasar a los otros el don de ser, por lo que el cuerpo se convierte en signo de intimidad que se comparte, poniéndose Él como ejemplo, a ejemplo de la Trinidad Dinamismo de amor y donación donde nuevamente el cuerpo es junto a esta acción salvadora.
Otro de los momentos de la vida de Jesús donde la Trinidad se hace presente es su muerte en la cruz, Jesús muere para darnos vida, esta es una de las grandes paradojas que nos encontramos en el evangelio, sin muerte no hay vida, esta experiencia va acompañada de la resurrección no podemos hablar de cruz sin resurrección, y no podemos ver la resurrección sin haber visto la cruz, en estos acontecimientos tan importantes para la vida de Dios se encuentra presente Dios Trinidad, en los pasajes evangélicos donde Jesús está en la cruz, ora al padre y le encomienda su espíritu (Lc 23,46), en este momento está la presencia de las mujeres María su madre y Magdalena (Jn. 19, 25-27), quienes valientemente lo acompañan hasta el último momento, cuando Jesús resucita no lo hace solamente en espíritu, sino en cuerpo y alma, los pasajes bíblicos después de la resurrección hacen evidente que Jesús no era un fantasma (Mt. 14,27), era él en persona, pues incluso le pide a Tomás que introduzca sus dedos en las llagas (Jn. 20-27), si el cuerpo fuera un signo de pecado y de muerte ¿por qué Jesús resucito con su cuerpo? Y nuevamente ¿porque son las mujeres testigos de este acontecimiento?
Podemos ver la importancia del cuerpo en la vida cristiana ya que Jesús el rostro de Dixs, es quien nos enseña a ser humanos y a comunicarnos con Dixs mediante la humanidad, el cuál es el medio por el que somos, es el contenedor de la unidad amorosa de Dixs Trinidad, somos presencia y transparencia de su espíritu y es tan importante el cuerpo femenino para el cristianismo en cada uno de los acontecimientos más importantes de la vida de Jesús el cuerpo y la presencia de mujeres humanas, con rostro y nombre son lxs protagonistas. A la luz de esta fe el cuerpo femenino es signo de vida, amor y esperanza lo que nos invita aceptarlo, amarlo, cuidarlo y respetarlo, considero que hasta entonces las mujeres seremos completamente plenas y libres, podremos aceptar la divinidad que habita en cada una, reconocernos habitadas por el amor.


Fuentes Consultadas:
Biblia de Jerusalén (2009) Madrid: Desclée Brouwer, 
De Burgo, L. (1987) ISABEL DE LA TRINIDAD: MODELO DE IDENTIFICACION PARA EL CARMELO, recuperado el día 28/ 11/ 2021 de: https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/5363937.pdf
Dussel, E. (1969) El humanismo semita : estructuras intencionales radicales del pueblo de Israel y otros semitas, recuperado el día 28/11/2021 de: https://biblioteca.clacso.edu.ar/clacso/otros/20120130104720/Semita.pdf


Johnson, E. (1992) La que es. Barcelona: Herder.