Día internacional de los pueblos indígenas

09.08.2021

 Nosotros no somos mitos del pasado, ni del presente, sino que somos pueblos activos. Mientras que haya un Indio vivo en cualquier rincón de América 

y del mundo, hay un brillo de esperanza y un pensamiento original.

Rigoberta Menchú

El día 09 de agosto se celebra el día internacional de los pueblos indígenas con la finalidad de reafirmar sus derechos y nuestro compromiso común de promover los valores de equidad, justicia y dignidad para todos. Los pueblos indígenas representan una enorme variedad de personas, hay más de 476 millones de pueblos indígenas que viven en 90 países de todo el mundo, lo que representa el 6,2% de la población mundial (ONU, 2020) por lo que son, en su conjunto, custodios de un valioso patrimonio cultural que está desapareciendo rápidamente.

En América Latina y Las Antillas hay distribuidos 400 pueblos indígenas con lenguas y culturas particulares, mayoritariamente concentrados en zonas rurales (CEPAL 2019). Sin embargo, en la actualidad se advierte de manera creciente su presencia en las ciudades, que engrosa los espacios de la pobreza urbana. Los pueblos indígenas demuestran la importancia de su presencia territorial y demográfica, ellos son los poseedores de una gran diversidad de culturas, tradiciones, idiomas y sistemas de conocimiento únicos. Tienen una relación especial con sus tierras y tienen diversos conceptos de desarrollo basados en sus propias cosmovisiones y prioridades. Sus lenguas, además de haberse mantenido en el ámbito cotidiano y familiar, fueron adquiriendo espacios públicos significativos, aunque todavía minoritarios

Aun así actualmente se siguen enfrentando a muchos problemas para mantener su identidad, sus tradiciones, sus costumbres, y sus contribuciones culturales, uno de los mayores conflictos que se siguen haciendo presente, es la desigualdad y la falta de inclusión, especialmente para las mujeres pues en América, las mujeres indígenas suelen enfrentar formas diversas y sucesivas de discriminación histórica que se combinan y se superponen, exponiéndolas a violaciones de derechos humanos en todos los aspectos de su vida cotidiana: desde sus derechos civiles y políticos, sus derechos a acceder a la justicia, hasta sus derechos económicos, sociales y culturales, y su derecho a vivir sin violencia.

Los diversos obstáculos que las mujeres indígenas enfrentan son, por ejemplo: muy pocas oportunidades para acceder al mercado laboral, dificultades geográficas y económicas singulares para tener acceso a servicios de salud y educación, acceso limitado a programas y servicios sociales, tasas elevadas de analfabetismo, escasa participación en el proceso político y marginación social. La exclusión política, social y económica de las mujeres indígenas contribuye a una situación permanente de discriminación estructural, que las vuelve particularmente susceptibles a diversos actos de violencia.

Sin embargo, aunque son sujeto de discriminación y de violaciones a sus derechos humanos, las mujeres indígenas no deben ser percibidas solamente como víctimas, ellas han desempeñado un papel decisivo en la lucha por la autodeterminación de sus pueblos y sus derechos como mujeres, son conocidas como aseguradoras de la cultura y juegan un papel fundamental en sus familias, sus comunidades, sus países, así como fuertemente en el ámbito internacional. Se debe entender a las mujeres indígenas como sujetos de derecho, reconociendo su derecho de participar activamente en todos los procesos que influyen en estos.

Debido a estás luchas y resistencias hoy numerosos pueblos indígenas en todo el mundo son autónomos y algunos han logrado establecer la autonomía en diversas formas, muchos de ellos todavía se encuentran bajo la autoridad última de los gobiernos centrales que ejercen el control sobre sus tierras, territorios y recursos, por ello, han propuesto una serie de reivindicaciones que forman una plataforma propia de lucha impulsada por una vasta red de organizaciones de base étnica, desde comunales hasta las coordinadoras regionales y las confederaciones nacionales.

Está claro que, en muchas de nuestras sociedades, debemos hacer un mayor esfuerzo por reconocer y reforzar su derecho a controlar su propiedad intelectual y ayudarlos a proteger, desarrollar y obtener compensación justa por su patrimonio cultural y sus conocimientos tradicionales que, en última instancia, nos benefician a todos. A pesar de la existencia de instrumentos internacionales para responder a estas desigualdades, no todos se unen al colectivo para garantizar igualdad, por tanto, es necesaria la construcción y el rediseño de nuevas estrategias como expresión de cooperación por el interés social y el bien común de la humanidad y la naturaleza.