DÍA INTERNACIONAL DE LAS MUJERES INDÍGENAS

05.09.2021
El Día Internacional de las Mujeres Indígenas se instituyó en el Segundo Encuentro de Organizaciones y Movimientos de América en Tiahuanaco (Bolivia), en honor a la lucha de Bartolina Sisa, guerrera aymara que se opuso a la dominación colonial y que murió brutalmente asesinada en 1782, en la Paz, Bolivia. Este día se celebra el 05 de septiembre con la finalidad de rendir tributo a todas las mujeres pertenecientes a los pueblos indígenas del mundo, y para visibilizar sus hazañas heroicas.
Las mujeres indígenas comparten una realidad que está atravesada tanto por la condición de género como por las de clase y nacionalidad. Al igual que en casi todas las sociedades, en el mundo indígena existe una marcada división de género en diferentes aspectos como: el trabajo, los espacios, educación sexual, matrimonio, el cuerpo y la tierra.
En el trabajo se otorga una valoración distinta a las tareas y actividades realizadas por hombres y mujeres. Las mujeres son las encargadas del trabajo doméstico, el cuidado crianza de los hijos, mientras que el varón es el principal proveedor. Cada uno cumple, tradicionalmente, con sus roles de género, los cuales se aprenden a través del tiempo y a lo largo de las etapas de desarrollo. Sin embargo, las mujeres, además de sus tareas asignadas en base a su género, realizan tareas extras, tales como: hacer y vender artesanías, emplearse como jornaleras, entre otras. Llevan a cabo una doble jornada, lo que tiene consecuencias a esto se le denomina feminización de la pobreza.
En general, las niñas indígenas atraviesan una etapa de imitación y apuntalamiento de la identidad genérica, es decir, se identifican con las otras niñas y con las mujeres en general por lo que introyectan su identidad femenina a partir de reconocerla en las demás comienza la adquisición de las habilidades que le corresponden a su rol genérico y, por último, la conciencia de su identidad de género.
Otro de los desafíos que enfrenta la mujer indígena es entorno a la división del mundo en dos espacios: público y privado. El hombre es quien tiene acceso al primero, mientras que la mujer está confinada al segundo. El mundo indígena no es la excepción: lo público es considerado el lugar donde se desarrollan las actividades masculinas, en tanto que lo privado tiene que ver con el hogar, el espacio femenino por excelencia.
La mujer, en tanto que madresposa, es un ser de y para otros. No se pertenece a sí misma, su cuerpo no es suyo. Un ejemplo de esto es el matrimonio en los pueblos originarios ya que se casan muy jovencitas y la mayoría de los matrimonios son arreglados. Cuando un joven desea casarse comunica esta decisión a sus padres, quienes se encargan de hablar con los padres de la joven, a quienes deben llevar obsequios en sus visitas para acordar los términos en que darán a su hija. Anulando completamente su capacidad de decidir.
En el matrimonio la pareja se va a vivir a la casa de los padres del marido, donde la suegra le enseña a la mujer de una manera estricta cómo encargarse de las tareas femeninas y si la mujer por alguna razón no se queda embarazada en un plazo acordado o no aprende lo que la suegra le enseña, puede ser devuelta y entonces la familia puede recuperar lo que pagó por ella, cómo un objeto en garantía.
Aunque la mujer indígena atraviesa las situaciones mencionadas anteriormente debido al hecho de ser mujer y los condicionamientos sociales en las que se desarrolla el cuerpo femenino es semejanza de la tierra ya que tiene una serie de atributos asociados con la fertilidad que cobran un gran valor en el mundo indígena en América Latina. Se le conceptualiza como la Madre Tierra, pues para ellos, ésta no sólo es parte de un sustento material, sino también simbólico. Constituyendo el bien más preciado para los pueblos originarios, pues es uno de los principales elementos de producción y reproducción del grupo. En ella recaen una serie de consideraciones materiales, simbólicas, culturales, religiosas y políticas.
Ante esta serie de situaciones el día de la mujer indígena nos invita a sumar los estudios de un enfoque de género que nos permita hablar de las diferencias existentes entre hombres y mujeres, dentro de nuestros pueblos indígenas y a la luz de la situación actual de represión debemos solidarizarnos con aquellas mujeres como Bartolina Sisa y muchas otras que han luchado por abrir caminos que conduzcan a una autonomía que empiece en el hogar, en el trabajo, la comunidad y la región y garantizar la paridad entre hombres y mujeres en los órganos de decisión, buscando formas de participación y organización que resalte la importancia y el valor que se tiene por ser mujeres y ser indígenas.
“Así que aquí estoy yo, una mujer indígena. Nadie tendrá por qué sentirse agredido, humillado o rebajado porque yo ocupe hoy esta tribuna y hable. Quienes no están ahora ya saben que se negaron a escuchar lo que una mujer indígena venía a decirles y se negaron a hablar para que yo los escuchara. Mi nombre es Esther, pero eso no importa ahora. Soy zapatista, pero eso tampoco importa en este momento. Soy indígena y soy mujer, y eso es lo único que importa ahora” (Comandanta Esther, EZLN, Congreso de la Unión, 23 de marzo de 2001, en: https://www.ezln.org).