DÍA INTERNACIONAL DE LA EDUCACIÓN NO SEXISTA

21.06.2022
El sexismo es una forma de discriminación que utiliza al sexo como criterio de atribución de capacidades, valoraciones y significados creados en la vida social. Es decir, con base en una construcción social y cultural, la sociedad ordena la realidad en dos cajones que respectivamente se señalan “esto es lo femenino” “esto es lo masculino” y, al igual que otras formas de discriminación, tiende a encorsetar a las personas en parámetros impuestos (Morgade, 2001; citado en: Umaya, 2004).
En un primer momento podría parecer que el término sexista suena exagerado o desconcertante debido a las transformaciones que, en los últimos años, ha experimentado la condición de las mujeres. Sin embargo, estas transformaciones han producido una igualdad formal que, aunque necesaria, es insuficiente para la igualdad real o equidad entre las mujeres y los hombres.
La diferenciación sexista afecta a las mujeres y a los hombres. Sin embargo, en el sexismo la diferencia se coloca en una escala jerárquica que termina por sostener el argumento que las mujeres son inferiores. Esta condición de inferioridad se perpetúa a partir de mecanismos sutiles algunos y otros no tanto que terminan por crear y consolidar representaciones sociales (RS) acerca de las mujeres y de los hombres que, a su vez, actúan para transformar la diferenciación en segregación.
La educación es una herramienta que puede contribuir a erradicar el sexismo, para ello es necesario reconocer la discriminación, la desigualdad y la segregación como problemas educativos, pues nadie cambia aquello que no reconoce como problema, es así como podrá reconocerse la necesidad de una educación emancipadora y liberadora comprometida con la superación de las desigualdades sociales.
La educación es un fenómeno social y, como tal, tiene una dimensión social y política que complejiza los hechos y las relaciones educativas. Por tanto, el conjunto de relaciones educativas que se entretejen en torno a un hecho educativo, es un microcosmos representativo del cosmos social el cual hace que las pautas, los significados, las representaciones sociales y, en general, la ideología sexista, se articulen en las prácticas de las instituciones escolares por medio de diferentes mecanismos: las posiciones que ocupan las mujeres en el sistema de enseñanza; el currículum explícito y el currículum oculto (Apple, 1997; Acker, 1995; citado en citado en: Umaya, 2004). La enseñanza se ha asociado como un trabajo femenino, evidenciando el impacto de la ideología patriarcal que la convierte en una profesión “ideal” para las mujeres y eficaz para preservar la división sexual del trabajo en la esfera doméstica.
...algunos de los argumentos que se utilizaron para abrir la enseñanza a las mujeres recayeron en la reproducción de los elementos que habían formado parte de las causas más arraigadas del control patriarcal: la relación entre enseñanza y domesticidad se estrechó aún más... las mujeres no sólo eran los maestros ideales de los niños pequeños (gracias a su paciencia y sus cualidades para la crianza) sino que la enseñanza era la preparación ideal para la maternidad (Apple, 1997, p. 70).
En diferentes extensiones existe una correlación negativa entre el número de mujeres que ocupan puestos de jerarquía en el ámbito docente y administrativo y el número de mujeres que trabajan en educación. En los niveles de preescolar y de primaria, la gran mayoría de docentes son mujeres; no obstante, la proporción de las mismas disminuye a medida que aumenta la edad de las alumnas y alumnos y el prestigio social de cada ciclo escolar. El currículum explícito es el que aparece claramente reflejado en las intenciones que, de una manera directa, indican las normas legales, los contenidos mínimos obligatorios o los programas oficiales, los proyectos educativos del centro y el currículum que cada docente desarrolla en el aula (Torres, 1995).
El sexismo en el currículum explícito se refleja en:
• Las determinaciones de las políticas acerca de lo que se enseña y no se enseña.
• El lenguaje que contiene un uso regular y normativo del masculino para designar personas de ambos sexos, incluso cuando la mayoría se compone de mujeres o cuando en el grupo hay únicamente un hombre. Para ello se argumenta el carácter universal del discurso; sin embargo, esta pretendida universalidad oculta que, en realidad, es el sujeto masculino el protagonista central del discurso social.
• En los textos escolares que por excelencia transmiten papeles tradicionales asignados a hombres y mujeres.
El currículum oculto comprende los aspectos, conocimientos, destrezas, actitudes y valores que se adquieren mediante la participación en procesos de enseñanza y de aprendizaje y, en general, en todas las interacciones que suceden cotidianamente en las aulas y centros de enseñanza. Estas adquisiciones, no obstante, nunca llegan a explicitarse como metas educativas por lograr de una manera intencional (Torres, 1995).
De esta manera, aunque no se explicita, en los ambientes educativos el género es un principio clasificador de las personas (Bonal, 1997) pues, a pesar, de que el profesorado manifiesta que trata por igual al alumnado recurre, a menudo, a las diferencias sexuales para justificar determinados comportamientos. De igual forma, la visión y las expectativas del profesorado, así como las interacciones en el aula, difieren según sea el sexo del alumnado.
Paráfrasis tomada del texto de Araya, S. (2004) hacia una educación no sexista. Disponible en:
https://scholar.google.com.mx/scholar_url?url=https://revistas.ucr.ac.cr/index.php/aie/article/download/9088/17486&hl=es&sa=X&ei=i6-vYuinJuCO6rQP5oGtqAc&scisig=AAGBfm22FLmnk1c_2jU_6ZUxg1Gp4wegzA&oi=scholarr