Campaña del 25N y 16 días de activismo contra la Violencia de Género
Día internacional por los Derechos Humanos
Hoy, en el Día Mundial de los Derechos Humanos, cerramos un tiempo sagrado de memoria, denuncia, esperanza y compromiso. La campaña "Nuestra rabia es el hilo con que Dios remienda el mundo",durante 16 días, tejimos juntas y juntos una trama de voces, símbolos y espiritualidades que se niegan a callar ante la violencia que atraviesa los cuerpos, las historias y los territorios de las mujeres.
Desde el primer día, nos adentramos en los hilos del silencio, esos que han sido tejidos por siglos de patriarcado religioso, cultural y político. Reconocimos que muchas veces el silencio fue impuesto, otras veces fue refugio, y otras, resistencia. Pero también supimos que el silencio no es el destino final. Porque hay un momento en que los cuerpos y las voluntades ya no pueden callar.
Entonces vino el grito que rompe. Un grito que no es solo dolor, sino también verdad. Un grito que irrumpe en los templos, en las aulas, en las redes, en las calles. Un grito que nombra a las ausentes, que exige justicia, que sacude conciencias. Un grito que se hace oración, canto, consigna, performance, palabra profética.
Y en ese grito, descubrimos que la rabia es santa. Que no es pecado indignarse ante la injusticia, sino señal de que la Ruah sigue soplando. Nuestra rabia no destruye: teje vida. Con ella, Dios remienda el mundo roto. Con ella, tejemos redes de sororidad, de memoria, de sanación. Con ella, tejemos liturgias que abrazan, pedagogías que liberan, espiritualidades que dignifican.
La celebración interreligiosa que compartimos, integró silencios, gritos y rabia sagrada, señales desde la diversidad de tradiciones y espiritualidades, se convirtieron en aliadas de la paz y la justicia. Cada oración libre y creativa: palabra, gesto, canto, danza, teologías, abiertas al clamor de las mujeres, todas fuente de consuelo y de transformación. Certeza que la divinidad, la libertad, la sabiduría y la vida, nunca está del lado del poder opresor, sino del lado de quienes exigen una vida justa y digna.
Las reflexiones diarias en redes fueron semillas de conciencia. Cada palabra, cada imagen, cada testimonio, fue un acto de resistencia y de ternura, de fuerza política y espiritual.
¡Gracias a todxs lxs que tejieron este tiempo con su voz, su cuerpo, su arte, su oración y acciones afirmativas!
Hoy no cerramos una campaña. Abrimos un nuevo tramo del camino, porque la violencia no cesa, pero tampoco cesa nuestra esperanza. Porque los derechos de las humanas, no son una utopía lejana, sino una exigencia y tarea cotidiana. Porque la teología feminista no es un discurso académico, sino una práctica encarnada de liberación, porque si la creencia en lo religioso o práctica espiritual oprime y excluye, no es palabra ni acción sagrada.
Todo ser humano y la propia naturaleza, llevan en sí mismos, la bendición de la creación sagrada, por tanto, la dignidad no se negocia, no se pierde, no se arrebata. Hoy, en el Día de los Derechos Humanos, recordamos que la fe no es neutral. Que no hay espiritualidad verdadera sin derechos humanos.
Que el Reino de Dios no se construye con privilegios, sino con pan compartido, con cuerpos sanados, con voces escuchadas. Jesús no predicó desde los palacios, sino desde los caminos polvorientos donde la gente sufría exclusión, hambre, violencia. Su palabra fue abrigo para las mujeres, dignidad para las marginadas, justicia para las oprimidas. ¡ Su Evangelio es un grito por los derechos humanos!
Que nuestras manos sigan remendando, tejiendo, bordando, anudando, reparando.
Que nuestra rabia siga siendo hilo y se entrelace siempre la esperanza.
Mtra. Rebeca Montemayor López
Coordinadora Académica de la Cátedra de Teología feminista
POEMA PARA LAS MUJERES QUE YA NO CAMINAN SOLAS
Incorporadas
por el Amor
que todo lo circula,
en un alba que se hace eterna.
NO MÁS partos en el exilio;
NO más sueños en cautiverio;
NO MÁS juicios sobre el hombro.
La libertad
ahora, danza de día.
libertad
en la voz y en la mirada,
libertad
en el andar y el canto.
¡Novedad de vida!
Ellas
se hacen compañía,
aplauden y luchan ,
al ritmo de Su encuentro.
Ellas ya no caminan solas,
Nosotras, ya no caminamos solas.
Pastora Rebeca Montemayor, México
